miércoles, 27 de agosto de 2014

CLARÍN MUNICIPAL: Puerto Boyacá: JUECES DE PAPEL

CLARÍN MUNICIPAL: Puerto Boyacá: JUECES DE PAPEL: Puerto Boyacá es una víctima, no un victimario Por: Hernán Orlando Barrios Montes   Aquí en esta esquina del FAMOSO CAF...

JUECES DE PAPEL



Puerto Boyacá es una víctima, no un victimario

Por: Hernán Orlando Barrios Montes




Aquí en esta esquina del FAMOSO CAFÉ POPULAR, nació
Puerto Boyacá, en lo que se llamó Rancho É Paja.

 
La Comisión Primera del Senado de Colombia estuvo en Puerto Boyacá, el 1 de Abril de 2011, en la socialización que esta célula legislativa realizó del Proyecto de  Ley de Víctimas; a primera vista la convocatoria de la Comisión, pudo parecer un acto de buena voluntad con el pueblo de este municipio, y con la rigurosa restricción que se mantuvo en la realización del tan mencionado foro, parece que el fin primordial del evento era condenar al PUEBLO DE PUERTO BOYACÁ y sin ningún miramiento y desconociendo la historia y la realidad que le ha tocado vivir a este municipio, se juzgó a toda la población y se condenó con los más miserables términos, a una sociedad que le ha tocado defenderse y salir adelante sola. 

Las gentes pueden recibir de buen agrado, aceptar y aplaudir el gesto de la Comisión Primera del Senado de trasladarse hasta Puerto Boyacá para informar de primera mano a los habitantes de este municipio y a los moradores de la región, lo atinente a la importancia y al proceso que estuvo cursando en el Congreso de la Ley de Victimas; esa decisión es admirable y cuenta con la aceptabilidad mayoritaria de la población nuestra, sencillamente porque se está cumpliendo con la Carta Política de Colombia y con las leyes nuestras, que ordenan expresamente al Estado “facilitar la participación de todos en las decisiones que los afecta”. Art. 2 de la Constitución.

Lo que no concuerda,  y no se puede aceptar insensiblemente, es el juicio soterrado cuando de manera velada una de las personalidades censuró a Puerto Boyacá, al afirmar que se había escogido este lugar “por ser un escenario de la violencia en Colombia”; más adelante dos representantes de nuestro Estado Social de Derecho, respectivamente, sin el  más mínimo asomo de rubor el uno  aseveró, que “en Puerto Boyacá se había fraguado la muerte de grandes figuras de la vida nacional” y la más terrible sindicación apunta a que Puerto Boyacá, dijo el otro “es una escuela de matones”; las anteriores calificaciones se pudieran pasar de agache si este territorio fuera extraterrestre, el cual no tuviera nada que ver con Colombia, donde los derechos de los nacionales han sido violentados desde la llegada de los conquistadores españoles a nuestro suelo; las anteriores imputaciones se pudieran soslayar si no tuvieran un tufillo de Condena Eterna a todo un pueblo y alrededor del cual se puede aplicar, “que tire la primera piedra aquel que esté libre de pecado”, que expresó Jesús a los fariseos, que con su doble moral querían condenar a María Magdalena; no se puede admitir la marca infernal que se ha querido imponer a todo una población por despistados históricos, porque simplemente Puerto Boyacá en su conjunto no es un victimario, sino una víctima del desorden social que vive el país; por ello la historia es nuestra más competente testigo y mejor defensora.


Apretada síntesis histórica de Puerto Boyacá


Este fue el BELLÍSIMO PARQUE JORGE ELÍECER GAITÁN,
hoy no es ni sombra de lo que era.  

Cuando llegaron colombianas y colombianos a estas tierras, en la década los años cuarentas, de diversas regiones de la Patria, debido a la exploración y explotación de petróleo por parte de la Texas Petrolium Company, vinieron con los más vivos anhelos de mejorar sus condiciones de vida y asegurar un sólido porvenir para sus hijos; esas gentes repletas de optimismo, empezaron a enamorarse de esta comarca, en razón de su trabajo, la belleza, la excelente ubicación, la exuberante riqueza del  suelo y el encuentro de culturas que se dio en el territorio, fue ganando el apego y le fe en el lugar, que decidieron quedarse aquí y fundar un pueblo, que a los dos años de haberse congregado, fue erigido en municipio el 14 de Diciembre de 1957; de esa hazaña y record nadie habla y menos se ha reconocido el valor y la función acendrada que ha jugado Puerto Boyacá en la historia de Colombia; la esencia fundacional de nuestro municipio se caracterizó por su colombianismo, la integración, la amistad, la solidaridad y una población demasiadamente de puertas abiertas, por donde  se han metido muchos males a la comunidad, generando un caos social, del que hemos padecido en un porcentaje alto los puertoboyacenses desde los inicios de la creación del puerto.

¿Cuáles fueron los factores entonces, que propiciaron la transformación de la vida idílica que experimentaban los habitantes de esa época, en hechos que se han convertido en generadores de padecimientos y grandes males para Puerto Boyacá? Esa es la historia que hay que rescatar y el análisis que los puertoboyacenses estamos obligados hacer para frenar el tratamiento de descrédito que han orquestado personas que ignoran por completo la realidad y las circunstancias sociales que mentes foráneas han trasplantado en nuestro territorio.

¿Qué pasó con la responsabilidad del Estado Colombiano, qué fue permisivo en admitir que fuerzas ilegales, suplantaran la función de orden público qué son de su entera competencia? ¿Por qué una zona tan estratégica y geopolíticamente clave, cómo la de Puerto Boyacá, ha estado tan desprotegida, olvidada y menospreciada por diversos gobiernos y por el Estado, durante tanto tiempo? Estos y otros interrogantes son los que tienen que responder primero, los que alegremente quieran enjuiciar a un pueblo que ha sido depositario del dolor que fuerzas extrañas han incubado aquí.   
Quienes amamos a un pueblo noble, cuyos habitantes son mayoritariamente gentes buenas, sometidas por flagelos que nos han llegado de otros lugares, rechazamos los juicios tendenciosos y la condena a nuestros hijos, que nacen con la marca eterna de un pecado original social, que nos quieren endilgar personas despistadas.

Es bueno decir, que en muchas  ciudades y capitales de departamentos, se producen hechos bestiales de indefinibles barbaridades, y no por ello los puertoboyacenses vamos a calificar a esos pueblos de degenerados o salvajes, sencillamente por aquí no confundimos el todo con sus partes.
Hay que decirles a los se creen dueños de la verdad y se autocalifican de puros y perfectos, que acudan a la realidad y a la historia, para que  experimente en Carne Propia, que los se califican y se creen el cuento de ser los mejores, ¡SON LOS PEORES!