Puerto Boyacá
y la Enfermedad Holandesa
Por: Hernán Orlando Barrios Montes.
Aquí es donde empieza la voracidad de llevarse EL PETRÓLEO DE NUESTRO MUNICIPIO |
Puerto Boyacá ha cumplido más de 58 años
de haberse fundado y 56 años de municipalidad. Es conveniente recordar y
repetir para que no se nos olvide y las generaciones nuevas no pierdan de vista
que su pueblo no nació en la miseria, sino que su municipio se erigió en un
territorio privilegiado, con inmensas riquezas en sus entrañas, como lo
corroboran las enormes cantidades de petróleo que se han extraído de su seno,
en más de medio siglo de existencia y todavía no se agota; todos los días se
sacan miles de barriles de sus reservas, hasta cuando saquen la última gota y SANSEACABÓ.
Es
ilustrativo advertir que Puerto Boyacá no solo se distingue por sus riquezas de
Oro Negro y otros recursos materiales, sino que su más significativa fortuna,
redunda en haberse creado con todos los ingredientes culturales, sociales y
humanos de nuestra nacionalidad colombianista; un examen simple y sencillo podría
demostrar, que tanto las riquezas materiales, pero sobre todo el Gran Capital
Humano que posee nuestra población, tal vez en el mundo no haya una sociedad
donde se haya despilfarrado tanta abundancia de bienes, como el menoscabo que
este municipio se ha dado el lujo de tirar por la borda lo que es la base y el
fundamento para salir adelante y ser Protagonista de Acciones Ejemplares para
Colombia, ¿y por qué no para el mundo, si tuviéramos Grandes Ideales?
Urge en
Puerto Boyacá, hacer un examen detenido y riguroso de la realidad
puertoboyacense en los diversos puntos sensibles que ameritan tal
responsabilidad; por ello nos vamos a ocupar un poco de lo relacionado
con la explotación de los hidrocarburos en el municipio; como punto de inicio
tendremos que cuestionarnos, ¿el petróleo sacado en nuestro territorio, le ha
permitido al ente municipal y a las gentes que integran la población, verdadero
desarrollo y el debido bienestar a los lugareños? Algunas personas se llenan la
boca, diciendo que habitan en un pueblo petrolero, que es una ciudad; unas
calles pavimentadas y algunas obras de concreto que se han hecho en el puerto,
junto con el desmedido crecimiento poblacional, no creo que se constituyan en
contundentes indicativos, con los cuales se pueda medir sustancialmente el
progreso y una confiable transformación de nuestra sociedad; hemos dicho en
múltiples ocasiones y diversos escenarios, que el poco desarrollo que se ha
generado aquí, ha sido más por las iniciativas desesperadas de algunos
pobladores, que un Plan Sistemático de Desarrollo Público; esa es una verdad,
que en la historia nuestra, ha cambiado muy poquillo y lo más sorprendente es
la continuidad de la tendencia.
La Texas Petroluim Company, en una locación tenía un balancín, Omimex, proyectó 5 balancines y la nueva propuesta es de tener 25 balancines en una locación |
El petróleo
de Puerto Boyacá, ha servido para generar algunos empleos para la población nativa,
pero no se ha constituido en un motor fuerte y decisivo, ni siquiera para
implementar un sólido aparato económico, basado en la creación y consolidación
de la producción en diversos renglones de la misma, que sustente nuestra
economía, sin el riesgo de ser estrangulados del todo por la Enfermedad
Holandesa y previendo los descalabros que pueden afectar negativamente a
nuestros hijos o generaciones futuras, sdesde ahora no preparamos el terreno
para evitar las posibles crisis que se van a originar cuando desaparezca el tan
mentado Crudo; aunque hay algunas personas que sostienen que el mencionado
líquido no se va acabar, es mejor pensar el asunto con calma y más bien decir
que los hidrocarburos no se van agotar de la noche a la mañana, pero de que se acaba,
se acabe; pensemos en la enseñanza que nos deja El Arca de Noé.
Enormes conflictos Sociales
Enormes conflictos Sociales
A propósito
de la Enfermedad Holandesa, Puerto Boyacá ha sufrido la desdicha de ser
contagiado con tal patología social; antes de seguir, para aclarar el punto, es
necesario explicar un poco en que consiste la mencionada enfermedad; en Holanda
a mediado del siglo pasado se descubrieron grandes yacimientos de gas natural,
lo que trajo como consecuencia, un abundante flujo monetario, lo que encareció
los productos nacionales y abaratando las importaciones; la abundancia de
dinero revaluó el peso holandés, con lo cual se quebró la industria nacional y
por lo tanto se debilitó la economía del país al no poder exportar sus
productos al no ser competitivos en el mercado internacional, lo que generó
enormes conflictos sociales en la nación.
La Enfermedad
Holandesa, puede afectar a cualquier Estado, cuando este se dispone a vivir de
sus recursos naturales sin ningún control; pero dicho fenómeno no solo
desajusta el sistema monetario, sino que produce un deterioro ecológico de
vastas proporciones en el medio ambiente y como si fuera poco, origina una
anquilosante apatía en la población donde aparece el mal; sobre este particular
todos los puertoboyacenses medio informados sabemos de los grandes estragos,
que han producido las perforaciones de pozos petroleros y su correspondiente
producción de los mismos; no podemos ocultar ni soslayar el deterioro de
nuestra monumental Laguna de Palagua, junto a otros espejos de agua
importantes, cuyos efectos está poniendo en peligro los recursos hídricos para
el consumo humano, como lo corroboran estudios científicos de CORPOBOYACÁ; la
modificación de nuestro medio ambiente, ha ido de mal en peor; en la región los
riachuelos, fuentes y quebradas se están secando, como lo confirma el
inventario de la autoridad del medio ambiente de Boyacá.
Por otro
lado, si nos detenemos un poco, sobre las influencias que la Enfermedad
Holandesa ha ejercido sobre la población de Puerto Boyacá, es preocupante que
la apatía en buena parte de la sociedad, muy marcada en el sector de los jóvenes,
un fenómeno tan nocivo que decapita el Mundo de Ensoñación y de los grandes
retos del ser humano en cualquier pueblo del mundo, en nuestro municipio este
mal se esté alojando perpetuamente en la mente de los puertoboyacenses como una
norma del quehacer humano, sin mayor resistencia para rechazar esa actitud de
conformismo, que nos ha hecho tanto daño y nos ha quitado la posibilidad de
vivir en excelentes condiciones, cediéndoles los puestos que nos pertenecen a
los que llegan de afuera con embelecos y “cantos de Sirenas”.
Los efectos
del petróleo en los puertoboyacenses, los seguiremos tratando en el próximo artículos, con el anhelo de incentivar el despertar de todos.
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