miércoles, 15 de julio de 2015

Para que Puerto Boyacá, no caiga en la misma trampa



"Vamos de mal en peor"

Puerto Boyacá, un municipio de privilegios, nos está quedando grande por nuestro silencio
"Pescar en Río Revuelto"
Por: Hernán Orlando Barrios Montes



























De buenas a primeras, por más que uno le echa cabeza a los fundamentos por los cuales se le dio origen a Puerto Boyacá y después que han pasado  más de 60 años de haberse creado, es asombroso e inexplicable que este municipio que ha generado inmensas riquezas y tiene en su haber  privilegios que muy pocas poblaciones poseen en Colombia y el mundo, haya tantas inconsistencias en su organización y campeen en su suelo miserias que estrangulan a un porcentaje elevado de sus gentes, que no ven a la mano medidas económicas y sociales que les garanticen una prosperidad que propicie un desarrollo integral que el pueblo viene anhelando de antaño.

¿Por qué los que siguieron a los fundadores, les ha quedado grande la conducción y la organización de Puerto Boyacá? Esta es una inquietud que amerita un examen riguroso, serio y comprometido con un pueblo que está cargado de tantos hechos de profunda significación y fenómenos sociales de todos los órdenes, que han sometido a la población en un campo de dolor y desesperanza; pero mientras llegan esos estudios necesarios e indispensables para el justo desarrollo y la prosperidad de los puertoboyacenses, ojalá que no vayan ocurrir dentro de 100 años,  es urgente decir algo y aportar algunas luces acerca de las indefiniciones que han estado caracterizado a nuestro singular municipio.
La situación de Puerto Boyacá, sucesivamente se torna más compleja, confusa y delicada, lo que no permite que en un simple artículo se pueda agotar ni siquiera la introducción de un análisis sobre este particular; sin embargo para “coger el toro por los cachos”, no se debe seguir con la actitud del “tape, tape”, eludiendo la responsabilidad que le corresponde a cada uno y a todos los habitantes adultos de estas tierras, en por lo menos no quedarse callado sobre lo anormal que sucede en nuestro entorno, participar con entusiasmo y decisión en lo relacionado con el mejoramiento del medio social, medio ambiente y nuestra realidad.
 ¿HASTA CUÁNDO VAMOS A ESTAR ASÍ? ¡LIBERÉMONOS  DEL PASADO!

El enredo de Puerto Boyacá, cimienta su afloramiento, un abanico de diversas causas, de todos los pelambres, que junto a la actitud de ciertos habitantes, agudizan continuamente y enrarecen más, el estado de incertidumbre que ha estado alarmando a la sociedad de forma galopante; entonces, frente al panorama social, económico y político que nos acosa a diario, sin vacilación hay que aseverar que la fuente alimentadora del estrangulamiento y desorden que empujan las crisis que infestan la armonía y el equilibrio del municipio, es el silencio patológico que se cultiva en nuestro pueblo, generando una actitud pasiva de tal magnitud, que el engaño a que se han sometido a los pobladores nuestros, da la impresión que aquí todo se acepta con una credulidad de todo lo que nos digan y hagan los embaucadores que nos ha tocado por desgracia, que nos hemos acostumbrado casi como si los engaños con que nos han jodido, fueran “Palabra de Dios”.

En cualquier evaluación seria, que se busque adelantar en Puerto Boyacá para despejar el interrogante acerca de ¿por qué este ente territorial no adelanta debidamente la transformación, el progreso necesario y no ocupa el puesto de distinción a que está llamado poseyendo todos los privilegios que tiene en su haber? Parece que los primeros pasos que debemos dar en el análisis para responder al cuestionamiento anterior y para encaminarnos a darle solución a nuestros problemas y necesidades, estamos en la obligación de auscultar o husmear sobre el silencio que la gente nuestra guarda con relación a los engaños de los que son víctimas en muchas instancias de nuestra realidad, muy especialmente en lo tocante a los procesos electorales, en los que el pueblo es blanco de las más gigantescas mentiras, falsedades, promesas de “pajaritos de oro”, “el Paraíso Terrenal”, “lluvias de bendiciones”, esto y otro y las gentes no preguntan siquiera: “¿Qué será lo que quiere el Negro?”.

Los pueblos cuando se callan o son amordazados, fabrican sus miserias y su estancamiento, sencillamente porque la palabra dinamiza los procesos sociales y enriquecen el conocimiento y el fortalecimiento intelectual; entonces un pueblo que calla ante las fechorías, los engaños que los Avivatos generan para cubrir sus ansias de notoriedad y desaparecer los bienes públicos, se empobrece más temprano que tarde. Entonces para empezar a descubrir con suficientes argumentos, dónde está la fuente de nuestros males y nuestro atraso, debemos hacer todo lo posible por empaparnos “¿dónde ponen las garzas”?, para saber el motivo por el cual nuestro pueblo ha sido permisivo y tolerante, durante tantos años del engaño que ha campeado en nuestro municipio, sobre todo cada 4 años en las famosas lecciones de ingratas recordación y las gentes participan como si aquí no hubiera pasado nada.      
 LOS PROMESEROS Y EMBAUCADORES FÁCILMENTE SE APROVECHAN DE LOS PUEBLOS QUE SE CALLAN
Los pueblos no callan o se silencian por simples ocurrencias o por arte de magia; este fenómeno se da por variadas causas, por hechos contundentes coercitivos o por domesticación de un sistema que requiere que las personas no piensen o sean insensibles para aplicar mejor sus metas y para “Pescar en Río Revuelto” que se convierte para ellos en verdaderas “Pescas Milagrosas”.
Es de urgente necesidad seguir ahondando en este tópico, para contribuir a enriquecer el debate y esclarecer sobre el mismo lo mejor que se pueda, en la mira de aportar elementos de juicio para que no nos engañen sin chistar.
¡Hasta pronto!  




   

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